Tras los pasos de Jaime I

Las referencias más antiguas de la existencia del camino de los pilones las encontramos relacionadas con uno de los monarcas más destacados de la Corona de Aragón en el medievo. En la primera mitad del siglo XIII, el rey Jaime I transitó por este itinerario – en aquellos tiempos aún sin la existencia de los pilones – en varios de sus viajes.

El rey Jaime I el Conquistador, por Jaume Mateu. MNAC.

Un soberano que dio prosperidad al territorio

Real de Aragón en el Vidal mayor fueros de Aragón Huesca SXIII.

Nacido en 1208 en Montpellier, Jaime I fue hijo del rey Pedro II, de quien, tras su prematura muerte, heredó el reino de Aragón con tan solo cinco años de edad.

A lo largo de su vida y de su extenso reinado (1213-1276) viajó constantemente entre territorios impulsado por la iniciativa de conseguir nuevas tierras tributarias en el contexto de debilitamiento del poder de los musulmanes almohades, por lo que se le conoce con el sobrenombre de “el Conquistador”. Tras sus conquistas de Mallorca y Valencia y con su labor legislativa, inició el período de máximo esplendor de la Corona de Aragón.

En los territorios de las sierras de Gúdar – Maestrazgo, estableció una política repobladora articulada a través de concesiones y privilegios. Aquí se reconocían mayores libertades a los nuevos habitantes y se daba un especial protagonismo a la ganadería trashumante, liberando a los pastores de tasas, imposiciones y cargas por razón de pasos y aprovechamientos de pastos en el Reino de Valencia o de menores cargas en herbajes o montazgos, entre otros.

Este fue el germen de un sistema económico que dio gran prosperidad al territorio, favoreciendo el desarrollo de la industria de la lana y su florecimiento demográfico, arquitectónico y artístico.

Jaime I y el camino de los pilones

Monedas Jaime I.

Aunque los pilones aún no existían en el medievo, parece ser que este itinerario ya era utilizado en los tiempos del monarca. De hecho, fue el propio rey el que lo recorrió en, al menos, cinco ocasiones, según las descripciones que aparecen en el “llibre dels Feits”.

El primero de sus viajes por este camino fue con motivo de las conquistas de Ares y Morella, primeras plazas musulmanas fronterizas cuya dominación supuso el inició la conquista del Reino de Valencia. El soberano, acompañado por unos cuantos caballeros, se adentró en el territorio de las Bailías – nombre por el que se conocía en la época a buena parte del territorio del actual Maestrazgo – y se dirigió a Morella pasando por Fortanete, la Iglesuela del Cid y el puerto de las Cabrillas. Parece ser que dicho recorrido se llevó a cabo entre la segunda mitad de noviembre y las tres primeras semanas de diciembre de 1231, ya que, según narró el propio rey, era tiempo de nieves y anochecía pronto debido a la proximidad del solsticio de invierno.

Dos años más tarde volvió a realizar el mismo recorrido. Fue en 1233, cuando estando en Teruel recibió una carta de rendición de los musulmanes de Peñíscola, lo que motivó su partida al trote hacia allí con una escolta reducida de siete caballeros, además de los escuderos y sirvientes, «sin ningún guía, puesto que, como alguna vez cazaba jabalíes en aquella montaña, se bastaba para encontrar el camino».

Por ciertas referencias en sus memorias, parece ser que su paso por este camino se sucedió de nuevo en 1249 y 1259.

Llibre dels Feyts. Imagen Wikipedia commons.

El “Llibre dels feits”

El llibre dels Feits es considerada la primera de las cuatro grandes crónicas reales medievales escritas en catalán. Dictada por el propio monarca, en ésta se narran de forma autobiográfica los hechos más trascendentes de la vida personal y militar del rey.

En la obra, Jaime I se presenta como un personaje de carne y hueso, de gran nobleza y profunda religiosidad y, con sus decisiones y acciones, se proyecta como un gran estadista. Los temas expuestos son básicamente hechos de armas, pero hay algunos momentos de su vida que aparecen citados envueltos en un aura milagrosa, lo que contribuyó a crear una imagen idealizada del monarca como rey santo, justiciero y providencial.

Llibre dels feits de Jaume I. Imagen Wikipedia commons.

Monarcas y caminos

En la Edad Media los reyes eran usuarios habituales de los caminos y sus desplazamientos estaban motivados ya no solo por causas militares, sino también por matrimonios, asistencia a Cortes o para administrar justicia en diferentes lugares de su reino.

Junto con el soberano, en ocasiones se desplazaban gran cantidad de personas, lo que suponía un gasto considerable que debían asumir las poblaciones por las que atravesaba el cortejo, que eran, además, las encargadas del mantenimiento de estos caminos. No obstante, en otras circunstancias, el rey se desplazaba con urgencia por estas vías de comunicación sin su corte, acompañado solo por unos cuantos caballeros en dirección a lugares importantes para su estrategia militar. Este fue el caso del transcurso de Jaime I por el camino de los pilones.

Años más tarde, la Edad Moderna, las cortes reales se fueron asentando y los viajes de los reyes por estos caminos fueron esporádicos, pero supusieron más parafernalia y gasto que en épocas anteriores.

Los “caminos reales” eran caminos construidos a expensas del Estado, o bien protegidos por este pero impulsados y mantenidos por los concejos de las villas por las que transitaban. Algunos monarcas dictaron determinadas normas y pragmáticas referidas a la construcción, conservación y seguridad de los caminos, como fue el caso de Felipe II, quien estableció una pragmática de 1586-1590 en la cual se ordenó que se construyeran pilones en los puertos para señalar los caminos, tras haberse perdido en uno de sus viajes debido a una intensa nevada.

En general, España no dispuso de buenos caminos debidamente mantenidos o adecuados hasta bien entrado el siglo XIX y, en zonas como la que nos ocupa, ho existieron carreteras hasta las primeras décadas del s. XX. De hecho, no fue hasta mitad del siglo anterior cuando el Estado se empezó a hacer cargo de algunos caminos.

Bibliografía

BARREDA, Pere-Enric. “El camino de Jaime I por la Iglesuela y las Bailías”, Centro de estudios de la Iglesuela del Cid (CEIG).

CASAS NAGORE, “Carlos. Camineros, de la senda a la autovía. Carreteras de Teruel”. Instituto de Estudios Turolenses, 2021.

FERRER NAVARRO, Ramón. “Una aproximació a la Crònica de Jaume I”. Biblioteca Valenciana. Generalitat Valenciana, 2008.

FORCADA MARTÍ, Vicente. “El itinerario real en la conquista de Peñíscola” en Boletín de la Sociedad Castellonense de Cultura, tomo LXVIII, enero-junio, cuadernos I-II, Castellón, 1992.

SANCHÍS ALFONSO, José Ramón. “El Camino de los Pilones: Una antigua vía de comunicación con caracter propio por tierras turolenses”. Baylías, Miscelánea del CEMAT, nº 5, Año 2008, ed. CEMAT, Teruel, 2009. Enlace al artículo: chrome-extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/https://cematmaestrazgo.com/wp-content/uploads/Baylias-5.pdf

SANCHÍS ALFONSO, José Ramón. “Tras los pasos de Jaime I por tierras turolenses. El Camino de los Pilones entre Allepuz y Villarroya de los Pinares” publicado por el Diario de Teruel el domingo 20 de julio de 2008.