La piedra seca
Recorriendo el camino de los pilones podemos apreciar un tipo de manifestación constructiva milenaria declarada Patrimonio de la Humanidad. La técnica de la piedra seca ha sido utilizada a lo largo de la historia para construir elementos funcionales entorno a las antiguas vías de comunicación.


El origen de las construcciones de piedra seca
Tras el proceso de conquista cristiana y repoblación del territorio a partir del siglo XIII, los habitantes de estas tierras orientaron su economía hacia sectores que pudieran adaptarse a las características de una tierra montañosa, fría y con suelos pobres. Las frías y áridas tierras de las sierras no eran muy buenas para el cultivo y, además, estaban llenas de piedras, lo que hizo que aquellos que aquí se asentaron tuvieran que agudizar el ingenio para poder conseguir parcelas cultivables. De este modo, las piedras que se retiraban de los campos eran utilizadas para construir bancales o terrazas en zonas con pendientes pronunciadas, permitiendo su cultivo y evitando su erosión, para construir casetas a modo de refugio de pastores y ganados, o paredes para cercar parcelas o delimitar caminos.
Caminos entre montañas
La ganadería trashumante y el comercio permitieron la creación de rutas por las sierras de Gúdar-Maestrazgo a través de las cuales transitaba gran cantidad de personas por sendas, caminos, veredas y azagadores. Cada tipo de vía tenía unas características que la hacían más adecuada para la finalizad para la cual se recorría. Así, las sendas eran caminos estrechos utilizados generalmente para transitar peatones y ganado menor. Conocidas también como caminos de herradura, por ellas transitaban personas y animales en fila. Algo más anchos que los anteriores eran los caminos caudales o reales, construidos a expensas del Estado, que comunicaban entre sí poblaciones de cierta importancia. Los caminos carreteros permitían el tránsito de carros y carretas y, por ello, necesitaba tener la anchura suficiente y el firme adecuado para que los animales pudieran arrastrar la carga debidamente. De este tipo de caminos derivó la palabra “carretera”. En el ámbito ganadero, la cañada o vereda, conocida en Aragón como “cabañera”, era la vía por excelencia para el tránsito de animales. El suelo debía ser mullido, con vegetación herbácea natural que servía de pasto y que era abonada por el ganado. Su trazado evitaba el paso por las poblaciones e intentaba vadear los ríos. La necesidad de cruzar ciertos ríos caudalosos se resolvió mediante la construcción de imponentes puentes como el de la Pobla del Bellestar, en el límite entre la Iglesuela del Cid y Vilafranca.

Una técnica constructiva patrimonio de la humanidad
El “arte de piedra seca” fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 2018. Esta técnica de construcción ancestral está aún hoy presente en España, Grecia, Chipre, Francia, Croacia, Eslovenia, Italia y Suiza, países que presentaron una candidatura conjunta para que se preserve y ponga en valor un trabajo cuyos orígenes se remontan al Neolítico. «El arte de construir muros en piedra seca comprende los conocimientos y prácticas sobre su realización con un mero apilamiento de piedras sin usar otros materiales de construcción, salvo tierra también seca en algunas ocasiones. Estos muros están muy extendidos dentro y fuera de las zonas habitadas en la mayoría de las regiones rurales, principalmente en los terrenos escarpados, aunque también se pueden hallar en algunas regiones urbanas. Su estabilidad estructural se obtiene gracias a una selección y colocación sumamente cuidadosas de las piedras. Con esos muros se han creado diferentes tipos de hábitat humanos, así como de estructuras para la agricultura y la ganadería, que han configurado paisajes muy numerosos y variados.
Estas construcciones constituyen un testimonio de los métodos y prácticas usados por las poblaciones desde la prehistoria hasta la época moderna, con vistas a organizar sus espacios de vida y trabajo sacando el máximo partido de los recursos naturales y humanos locales. Los muros de piedra seca desempeñan un papel esencial en la prevención de corrimientos de tierras, inundaciones y avalanchas, en la lucha contra la erosión y desertificación de terrenos, en la mejora de la biodiversidad y en la creación de condiciones microclimáticas propicias para la agricultura. Los depositarios y practicantes de este elemento del patrimonio cultural son las comunidades rurales en las que está profundamente arraigado, así como los profesionales del sector de la construcción. Las estructuras en piedra seca se realizan siempre en perfecta armonía con el medio ambiente y las técnicas usadas son un ejemplo de relación equilibrada entre el ser humano y la naturaleza. La transmisión de este arte de la construcción se efectúa principalmente mediante la práctica adaptada a las condiciones específicas de cada lugar». UNESCO. Inscrito en 2018 en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Bibliografía
ALTABA ESCORIHUELA, J. “Cantavieja y su Baylia”, Teruel, 1978. CASAS NAGORE, Carlos. “Camineros, de la senda a la autovía. Carreteras de Teruel”. Instituto de Estudios Turolenses, 2021. MIRALLES GARCÍA, F., MONFORT TENA, J., MARÍN ROLLO, M. “Los hombres y las piedras. La pedra en sec a Vilafranca, un paisaje humanizado”. Ajuntament de Vilafranca, 2008.
Enlaces de interés
Publicaciones sobre la piedra seca: https://pedraseca.gva.es/va/publicacions UNESCO, Patrimonio de la Humanidad. Conocimientos y técnicas del arte de construir muros en piedra seca: https://ich.unesco.org/es/RL/conocimientos-y-tecnicas-del-arte-de-construir-muros-enpiedra-seca-01393