Los caminos y su señalización
Las referencias más antiguas de la existencia del camino de los pilones las encontramos relacionadas con uno de los monarcas más destacados de la Corona de Aragón en el medievo. En la primera mitad del siglo XIII, el rey Jaime I transitó por este itinerario – en aquellos tiempos aún sin la existencia de los pilones – en varios de sus viajes.

De los primeros hitos a la señalización moderna

A lo largo de la historia de la humanidad, algunas culturas como la romana dedicaron grandes esfuerzos para planificar y construir caminos con el objetivo de facilitar el paso del ejército, las comunicaciones y el comercio. En tiempos romanos, los miliarios fueron los primeros hitos colocados con cierto sentido en las vías de comunicación. Se trataba de columnas cilíndricas ovales que se colocaban en los laterales de las calzadas para señalizar las distancias. La palabra proviene del latín “miliarium” y se situaban cada mil passus (pasos dobles romanos), es decir, cada milla romana, que equivale a una distancia aproximada de 1.480 metros.
Los caminos romanos fueron utilizados a lo largo de los siglos posteriores sin apenas cambios o ampliaciones ya que, hasta bien entrado el siglo XVIII, el Estado no asumió la construcción de caminos carreteros y la planificación de la estructura de comunicaciones existente con su correspondiente señalización. En efecto, tras la publicación de la primera pragmática por parte de Felipe II en 1586 para señalizar los trayectos en zonas de montaña mediante pilares, ley que solo afectó a los territorios castellanos, no es hasta 1755 cuando encontramos otra cita al respecto. La obligación de disponer postes o pilares en los puertos fue recordada por Thomas Manuel Fernández de Mesa en su tratado sobre caminos públicos y posadas. En 1749 la Instrucción de Intendentes de Provincias había ordenado la colocación de señales en los parajes donde se juntaran dos o más caminos o sendas.
Más tarde, el ingeniero Espinosa publicó en 1855 un tratado sobre trazado, construcción y conservación de caminos, y propuso que «los postes o guías para los sitios expuestos a grandes nevadas deben hacerse sólidos, pero de muy poco costo; basta colocar pilares toscos de sillería en los puntos en que ésta abunde, prismas de mampostería, postes de madera o troncos de árboles descortezados».
Conforme se fueron construyendo las carreteras a partir de la segunda mitad del siglo XIX, se fueron desarrollando en paralelo las instrucciones para homogeneizar su señalización y balizamiento. En algunos caminos se colocaron leguarios, indicativos de las distancias en leguas a las principales poblaciones. Una legua es una antigua unidad de longitud que expresa la distancia que una persona, a pie, puede caminar durante una hora. Según el tipo de terreno predominante en cada región o según la conveniencia estatal, una legua abarca normalmente distancias que van de los 4 a los 7 km. No se han localizado leguarios en las carreteras de Teruel, fundamentalmente porque su construcción fue tardía.La Circular de 15 de octubre de 1861 estableció criterios para homogeneizar los hitos hectométricos, kilométricos y miriamétricos, los hitos de límite de provincias, postes de bifurcación e hitos de rasante, que fueron evolucionando hasta llegar a la señalización actual.
Los pilares de piedra siguieron siendo hitos orientadores de algunos caminos y carreteras hasta el primer tercio del siglo XX. A partir de entonces, con el uso de vehículos automóviles y los trabajos de limpieza de nieve hicieron que se diera prioridad a la delimitación de los bordes de las carreteras para evitar accidentes por salidas de los vehículos de la vía.
La instrucción de Carreteras de 1939 estableció por primera vez cómo deberían ser los postes para regiones de nieve, una estructura con forma de poste cuadrado de hormigón armado de dos a tres metros de altura culminada con forma piramidal. Estos postes iban pintados por fajas alternadas de cuarenta centímetros de altura con el color distintivo de la vía y el color blanco y se colocaban a ambos lados de la vía, variando su separación según se encontraban en curvas o rectas.
Durante la época de 1960 comenzaron a colocarse jalones metálicos más sencillos y entre los años 2007 y 2011, una comisión técnica nombrada por el entonces Ministerio de Fomento elaboró unas Recomendaciones para el Balizamiento.

Peirones y cruces de término
Un equivalente a estos hitos, ya del periodo de la conquista cristiana, son los peirones o cruces de término, que se colocaban a las salidas de las poblaciones y en cruces de caminos para servir como guía y como elemento de protección de las personas que transitaban por allí.
La palabra «peirón» deriva del latín «petra» (roca). En su origen un «pedró» era una piedra o pilar plantado en un lugar importante en el término municipal de una población o en el límite entre diversos términos. Esta piedra se solía rematar de manera tosca con una cruz. Este será el origen de bellísimos monumentos que a partir del siglo XIV se empezaron a construir en algunas localidades del Maestrazgo, compuestos de cruces de piedra labrada a imitación de las cruces procesionales de orfebrería que poseían las poblaciones del territorio sobre altos pilares o fustes asentados en robustos graderíos.
Bibliografía
ALTABA ESCORIHUELA, J. “Cantavieja y su Baylia”, Teruel, 1978.
CASAS NAGORE, Carlos. “Camineros, de la senda a la autovía. Carreteras de Teruel”. Instituto de Estudios Turolenses, 2021.
MEDINA CANDEL, Francisco. “Els Peirons. Las cruces monumentales de piedra de la antigua Bailía de Morella (s. XIV-XXI). Diputación de Castellón, 2015.
SANCHIS ALFONSO, José Ramón, “El “Libro de los Pasos” de Villarroya de los Pinares: Fuente para el estudio de sus masadas en el siglo XVIII”, en Hábitat disperso y desarrollo rural (Actas del II Coloquio sobre el Hábitat Disperso, celebrado en Cantavieja los días 12 y 13 de mayo de 2006),
Teruel, CEDDAR y Asociación del Desarrollo del Maestrazgo, 2008.
SANCHÍS ALFONSO, José Ramón. “El Camino de los Pilones: Una antigua vía de comunicación con caracter propio por tierras turolenses”. Baylías, Miscelánea del CEMAT, nº 5, Año 2008, ed.
CEMAT, Teruel, 2009. Enlace al artículo: chrome-extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/https://cematmaestrazgo.com/wp-content/ uploads/Baylias-5.pdf
Publicaciones en revistas y webs
Revista “Verde Teruel” n.º 11, página 83-89, “Señales de la época de Marco Polo. De Allepuz a Villarroya de los Pinares”.
Revista “Poborina Folk”, n.º 6, página 9.
Revista “Zaida”, n.º 61, página 24-28.
Noticia en el Diario de Teruel: https://www.diariodeteruel.es/comarcas/corbalan-y-el-pobo-van-a-recuperar-para-el-turismo-el-camino-de-los-pilones
Recomendaciones de visitas
Museo de las carreteras de Teruel: https://www.transportes.gob.es/ministerio/exposiciones-y-museos/museo-teruel
Enlaces de interés
Blog “Historias de carreteras”, de Carlos Casas Nagore: https://historiasdecarreteras.com/
Rutas, caminos y estafetas postales en Aragón, s.XVI-XVIII: https://ifc.dpz.es/webs/atlash/indice_epocas/moderna/69.htm