Nieves y ventiscas

 El camino de los pilones era un antiguo itinerario que transcurría por zonas de montaña en las cuales se solían dar situaciones de meteorología adversa tales como temporales de nieves, nieblas espesas y ventiscas. Para evitar los extravíos y guiar a los caminantes y caballerías, este camino de herradura fue señalizado, probablemente, entre mediados del siglo XVIII y principios del XIX.

La nevada o el invierno. Francisco de Goya. 1786. ©Archivo Fotográfico Museo Nacional del Prado.
Pastor caminando en la nieve. Archivo Pascual. Morella.

Los peligros de la nieve

Uno de los hechos que promovió el inicio de la construcción de pilones de piedra en los caminos para marcar el recorrido y permitir la orientación de los caminantes tuvo lugar en 1585. El rey Felipe II viajaba con su familia y su séquito por el camino de ruedas entre Madrid y Zaragoza cuando les sorprendió una gran nevada que cubrió la visión del camino y, viéndose perdidos en medio de la tormenta, su vida corrió un gran peligro. Un año después de este hecho, el monarca dictó una pragmática que decía: “Ordenamos y mandamos, que los de nuestro Consejo provean y den orden como se pongan pilares en los puertos para señalar los caminos, por los peligros que en tiempos de nieves incurren los que caminan por ellos, por no estar señalados”.

La primera señalización

La obligación de disponer postes o pilares en los puertos era recordada por Thomas Manuel Fernández de Mesa en su tratado sobre caminos públicos y posadas de 1755: “también tenemos determinado por Ley de España, que se pongan pilares en los puertos, para señalar los caminos, por los peligros que en tiempo de nieves incurren los que caminan por ellos, por no estar señalados: lo que es razón se observase en todos”.

Por su parte, el ingeniero Espinosa publicó en 1855 un tratado sobre trazado, construcción y conservación de caminos, y propuso que “los postes o guías para los sitios expuestos a grandes nevadas deben hacerse sólidos, pero de muy poco costo; basta colocar pilares toscos de sillería en los puntos en que ésta abunde, prismas de mampostería, postes de madera o troncos de árboles descortezados”.

Pantallas para ventisqueros en el puerto de las Cabrillas
(La Iglesuela del Cid).

Pilones de piedra entre Teruel y la Iglesuela del cid

El posible origen de los pilones de este antiguo camino lo encontramos en el siglo XVIII, momento en el que las comunicaciones en España se racionalizaron y mejoraron. Con la llegada de Felipe V al poder, se inició una política centralista en la que se implantaron mandatos de la legislación castellana en territorio aragonés.

Existen pilones de factura más o menos similar en la carretera N-623 (Portillo del Fresno, Burgos) y en la CL-629 (La Mazorra, Burgos), los cuales sobreviven en los márgenes de la carretera. Estos pilares se colocaban en zonas carentes de grandes relieves que pudieran servir de referencia al viajero y, a veces, en los pequeños cambios de rasante. También hubo en las zonas altas de algunos puertos de importancia.

Los de Burgos están asociados a carreteras actuales, herederas de antiguos caminos. No obstante, en la provincia de Teruel se localizan casi 200 pilares de obra de mampostería (aquí denominados pilones) en varios tramos de este camino, que más que un camino en sentido estricto, se correspondía con el itinerario que seguían arrieros, tratantes y ganaderos para el comercio entre las tierras altas de Cuenca y de Teruel con el Mediterráneo, atravesando el Maestrazgo.

Actualmente hay series de estos pilones en Corbalán (puerto de Cabigordo, que alcanza los 1.600 m de altitud), en El Pobo, en el antiguo camino entre Allepuz y Villarroya de los Pinares, en el tramo de Fortanete a La Iglesuela del Cid (Partida de la Nava y loma del Pinar) y en el puerto de las Cabrillas, entre La Iglesuela del Cid y Portell de Morella (Castellón).

A pesar de la distancia entre los tramos del itinerario Teruel – Morella que tienen pilones (hay más de 97 km entre Corbalán y Portell de Morella), las características de estos son similares. Suelen tener una base de 60 cm de altura y 86 de diámetro; un fuste de 1,50 m de altura y 76 cm de diámetro y un remate de 40 cm de altura y 83 cm de diámetro. En total, alcanzan los 2,50 m de altura.

Puerto de Pajares (Burgos). Wikipedia.

Evolución de la señalización de nieve

Los pilares de piedra siguieron siendo los hitos orientadores de algunos caminos y carreteras hasta el primer tercio del siglo XX.

La Instrucción de Carreteras de 1939 estableció por primera vez cómo deberían ser los “postes para regiones de nieves”, cuyo objeto es evitar que “cuando existan grandes capas de nieve sobre la explanación de una vía, se pierda el rastro de ésta”. La instrucción describía como debían de ser y como debían ser colocados. A grandes rasgos, eran postes tronco-piramidales de hormigón armado de dos a tres metros de altura y sección cuadrada.  Hoy se pueden ver postes con esta tipología en algunos puertos importantes de la red de carreteras, como El Escudo y Pajares (Bugos) y San Glorio (Cantabria).

Durante la década de 1960 comenzaron a colocarse jalones metálicos más sencillos, si bien sin un diseño común en cuanto a tamaños, colores o disposición.

Entre los años 2007 y 2011, una comisión técnica se dedicó a elaborar unas Recomendaciones para el Balizamiento, aunque el vacío normativo continúa. En estas Recomendaciones hay un capítulo dedicado a los jalones para vialidad invernal. El jalón se definió como un poste cilíndrico dotado de franjas horizontales retrorreflectantes amarillas y rojas.

Los jalones de nieve, en muchos tramos de carreteras de montaña, son mucho más que un balizamiento. Son hitos de vida, como lo fueron en el pasado los pilares pétreos.

Ventisqueros

Sección transversal de una pantalla.

Uno de los mayores problemas en invierno para el tránsito de personas y vehículos por caminos y carreteras es la formación de ventisqueros. Estos se forman a causa del viento que se produce en las nevadas, causando la acumulación de nieve en puntos de la vía por los cuales resulta imposible transitar.

Los pilones de este camino son unos de los hitos más antiguos que conocemos en el territorio para evitar, entre otros problemas, la pérdida de la visión del camino debido a las nevadas, pero no evitaban la acumulación de nieve en la vía. Para ello, a lo largo de los años se han utilizado elementos para combatir este problema en puntos elevados, como es el caso del puerto de las Cabrillas.

Las pantallas han sido tradicionalmente la solución para evitar la presencia de ventisqueros en las carreteras. Son obstáculos artificiales, dispuestos a una cierta distancia de la carretera, para conseguir que el inevitable ventisquero se forme en ellos y no en la carretera. Probablemente, las primeras pantallas fueron colocadas en la primera mitad del siglo XIX.

Bibliografía

CASAS NAGORE, Carlos. “Camineros, de la senda a la autovía. Carreteras de Teruel”. Instituto de Estudios Turolenses, 2021.

SANCHÍS ALFONSO, José Ramón. “El Camino de los Pilones: Una antigua vía de comunicación con caracter propio por tierras turolenses”. Baylías, Miscelánea del CEMAT, nº 5, Año 2008, ed. CEMAT, Teruel, 2009. Enlace al artículo: chrome-extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/https://cematmaestrazgo.com/wp-content/uploads/Baylias-5.pdf

recomendaciones de visitas

Museo de las carreteras de Teruel: https://www.transportes.gob.es/ministerio/exposiciones-y-museos/museo-teruel

Enlaces de interés

Blog “Historias de carreteras”, de Carlos Casas Nagore: https://historiasdecarreteras.com/